¿Maestras,tejedoras de sueños?
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Mujer de ojos brillantes
que corres por el tiempo
para invadir con tu ser
pequeños corazones,
cantantes del tiempo,
juntadotes de letras
hermanos en la pobreza.
Maestra de mi alma,
mujer que cuando amas,
lo haces con el corazon
sin importar motivos ni razones
ojos de felices de pequeños principes
te invitan ha jugar cada día
ha poder entender el amor
que cada niño deja escondido
detrás de un corazon ,.
y de un abrazo fuerte
cada día, en la hora del adiós.
Maestra que fuisteis elegida por el creador,
para dirigir su rebaño
entre colores y sueños,
entre historias y cantos,
miles de estrellitas parpadean.
corazones latiendo bajo tu manto.
Niños de piel oscura que caminan
para entregarte el mejor premio,
el de crecer por la vida
llevándote por siempre,
en el pedacito mas dulce
de sus corazones,
ese que genera amor,
y que nunca más te borraran
de sus memorias..
Con todo mi amor para la maestra
de mis sueños.
Vuestro capitan Aucanero.
Comments
Hijos de mis horas, retoños, aprendices de hombre;
amanece mi alma con vuestras risas locas.
Inocentes luciérnagas deletreando sílabas,
inventores de la imagen, magos del sueño.
Vuestras miradas forjan una primavera blanca
en mi corazón de sombra, en mis ojos tristes
derrotados por un vendaval de perfiles batientes,
por la ancestral noche del escalofrío fulminante.
Sois embriones de la esperanza, de la luz cierta.
Lleváis en vuestras voces la alegría del olivo,
el asombro del c apullo, el ritmo de las mariposas;
mendigo soy de vuestra esperanza encarnecida.
Alargáis vuestras frágiles manos hasta mi noche,
me acariciáis la sonrisa olvidada, la ternura
sin oficio. Y con vosotros dejo de ser esta nada
para ser ángel azul con vuestra dicha.
Los guiñoles saltan, dicen del sol y de la trilla,
del sudor diluviano de vuestros padres, del odio
de los hombres, del terror de los fusiles,
del lamento herrumbroso de los planetas.
Regresáis a vuestras casas y quedo con mi soledad,
con la horrible bofetada de la soledad otra vez,
con una mueca de desesperanza como si fuera
el horrible bosquejo de un hombre en su tragedia.
Duendecillos del aula, tropel de alondras, cuerpos
alados de mimbre, abejas de mis tuétanos;
Mayo se hace dulce con vuestros juegos,
con vuestras canciones que son pájaros de sangre.
Sabéis del lenguaje puro de las montañas,
enseñádmelo. Sólo sé de cifras, de llanto.
Soy un manojo de amargura, de silencio,
de raíz de golpes, de sed gota a gota sacudida.
Jose Tuvilla, A mis treinta y seis parvulos
Magos del sueño
Bien hecho de acordarte de los maestros...
Casi siempre pasan desapercibidos y no se valoran sus arduos esfuerzos.
Lo digo porque de una forma u otra hasta cuidan de nuestros hijos en mas de una manera mientras trabajamos por el dia.
Gracias por este hermosos detalle...
Y me uno en tu aplauso a ellos.
"Con todo mi amor para la maestra
de mis sueños."
Hermoso poema el que evoca con cariño y amor, el niño alumno enamorado a su maestra amiga, que le enseñó algo más que los que dicen los libros de texto: una filosofÃa de ver y entender la vida!
Salu2!
Hermoso tu poema dedicado a las maestras
en verdad me emocionó.
Eternamente gracias!!!! por tus palabras y por ese sentimiento... Si supieras lo real que es, lo satisfactorio que se siente que esos pequeñitos... nos amen tanto... lo digo como maestra, un poco vieja ya, pero siempre habiendo trabajado con niños carenciados... lo cual me hace inmensamente feliz... de nuevo... Gracias!!!! Una maestra... con cariño!
Preciosa poesÃa, Caleuche! Cuánta ternura sientes por tus maestras.
Yo también lo soy, y siempre he amado enseñar a los pequeños...
Me emocionaste mucho con tus palabras tan bellas!
Gracias y cariños, amigo!
Hola Amigo del Alma
Como siempre estoy prendida a tu Magia Y Sueños,
gracias por esta nueva entrega en una tarde de
Domingo, es hermoso lo de hoy , me trajiste recuerdos
de cuando comencé mi carrera de maestra, hace ya
un tiempo, como olvidar todas esas caritas que aun
siguen presentes en mÃ, aunque luego seguà diferentes
caminos, eso está en mis recuerdos como uno de los
mejores momentos de mi vida.
Un abrazo muy fuerte
Luna
AUNQUE NO LO CREA LO EXTRAÃO MAS DE LO QUE SE IMAGINA, NO SABE CUANTO LO NECESITO.....
Mi querido Caleuche....
una poesia muy emotiva
gracias por este regalo.
La maestra rural
de Gabriela Mistral
La maestra era pura. "Los suaves hortelanos",
decÃa, "de este predio, que es predio de Jesús",
han de conservar puros los ojos y las manos,
guardar claros sus óleos, para dar clara luz."
La maestra era pobre. Su reino no es humano,
(Asà en el doloroso sembrador de Israel.)
VestÃa sayas pardas, no enjoyaba su mano
¡y era todo su espÃritu un inmenso joyel!
La maestra era alegre ¡Pobre mujer herida!
Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.
Por sobre la sandalia rosa y enrojecida,
era ella la insigne flor de su santidad.
¡Dulce ser! En su rÃo de mieles, caudaloso,
largamente abrevaba sus tigres de dolor.
Los hierros le abrieron el pecho generoso
¡más anchas le dejaron las cuencas del amor!
¡Oh labriego, cuyo hijo de su labio aprendÃa
el himno y la plegaria, nunca viste el fulgor
del lucero cautivo que en sus carnes ardÃa:
pasaste sin besar su corazón en flor!
Campesina, ¿recuerdas que alguna vez prendiste
su nombre a un comentario brutal o baladÃ?
Cien veces la miraste, ninguna vez la viste
¡y en el solar de tu hijo, de ella hay más que de ti!
Pasó por él su fina, su delicada esteva,
abriendo surcos donde alojar perfección.
La balada de virtudes de que lento se nieva
es suya. Campesina, ¿no le pides perdón?
Daba sombra por una selva su encina hendida
el dÃa en que la muerte la convidó a partir.
Pensando en que su madre la esperaba dormida,
a La de Ojos Profundos se dio sin resistir.
Y en su Dios se ha dormido, como en cojÃn de luna;
almohada de sus sienes, una constelación;
canta el Padre para ella sus canciones de cuna
¡y la paz llueve largo sobre su corazón!
Como un henchido vaso, traÃa el alma hecha
para dar ambrosÃa de toda eternidad;
y era su vida humana la dilatada brecha
que suele abrirse el Padre para echar claridad.
Por eso aún el polvo de sus huesos sustenta
púrpura de rosales de violento llamear.
¡Y el cuidador de tumbas, como aroma, me cuenta,
las plantas del que huella sus huesos, al pasar!
G.M.
!Gracias, mi capitán.!
Un abrazo.
Marian.
(porfiada)