Si bien durante el porfiriato se lograron avances en la pacificación del país, el costo social de este progreso fue enorme; la desigualdad aumento a niveles pocas veces vistos, se crearon zonas de explotación sistemática de indígenas a los cuales casi se les trataba como esclavos, como Valle Nacional y buena parte de Yucatán. Además una represión a la prensa libre, que era silenciada ya sea por medio de sobornos o bien por torturas y desapariciones.
Las represiones que Díaz ejercía sobre las personas que exigían una mejor calidad de vida fueron justificadas con una doctrina filosófica: el Positivismo, la cual proponía "Orden y progreso". Así, el "Orden" lo mantenía con represiones a los manifestantes, y con ese factor, tener el "progreso", que era el crecimiento económico que en esa época se logró.
Las principales fuentes de capital extranjero invertido en México durante el Porfiriato venían de Estados Unidos y Gran Bretaña. Estados Unidos compartía con México el interés por desarrollar sistemas de comunicación que facilitaran el comercio e hicieran más estrechos los vínculos económicos entre ambos países; por tal motivo, gran parte del capital invertido en México estuvo dirigido hacia la construcción de una amplia red ferroviaria que uniera a las principales ciudades del país y –mediante conexiones– se extendiera más allá de la frontera norte hasta alcanzar importantes ciudades norteamericanas.
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Si bien durante el porfiriato se lograron avances en la pacificación del país, el costo social de este progreso fue enorme; la desigualdad aumento a niveles pocas veces vistos, se crearon zonas de explotación sistemática de indígenas a los cuales casi se les trataba como esclavos, como Valle Nacional y buena parte de Yucatán. Además una represión a la prensa libre, que era silenciada ya sea por medio de sobornos o bien por torturas y desapariciones.
Las represiones que Díaz ejercía sobre las personas que exigían una mejor calidad de vida fueron justificadas con una doctrina filosófica: el Positivismo, la cual proponía "Orden y progreso". Así, el "Orden" lo mantenía con represiones a los manifestantes, y con ese factor, tener el "progreso", que era el crecimiento económico que en esa época se logró.
Las principales fuentes de capital extranjero invertido en México durante el Porfiriato venían de Estados Unidos y Gran Bretaña. Estados Unidos compartía con México el interés por desarrollar sistemas de comunicación que facilitaran el comercio e hicieran más estrechos los vínculos económicos entre ambos países; por tal motivo, gran parte del capital invertido en México estuvo dirigido hacia la construcción de una amplia red ferroviaria que uniera a las principales ciudades del país y –mediante conexiones– se extendiera más allá de la frontera norte hasta alcanzar importantes ciudades norteamericanas.