José Pedro: esa afirmación es falsa y no sé de dónde lo has sacado. Ludwig van Beethoven tuvo sus momentos de miseria económica. En 1808 estando en Viena, ciudad que nunca le fué simpática, estuvo a punto de abandonarla. Pero algunos mecenas, que no querían perderlo, como el archiduque Rodolfo (alumno de Beethoven), el principe Lobkowitz y el príncipe Kinsky, en 1809, le prometieron darle una pensión anual de cuatro mil florines, con la condición única de que permaneciera en Austria. Sin embargo no se cumplió con ello porque fué pagada con impuntualidad y luego, muy pronto, dejaron de pagarla.
En 1816 además de la sordera su salud empeoraba día a día. Desde octubre de 1816 estaba muy enfermo de un catarro inflamatorio; durante el estío de 1817 su médico le dijo que era una enfermedad del pecho; durante el invierno de 1817-1818 se atormentaba por el temor de la tisis. Siguieron después los reumatismos agudos de 1820-1821; una ictericia en 1821 y una conjuntivitis en 1823. Lógicamente todo ello le insumió sus ahorros y salió adelante por el apoyo de alguno de sus amigos y la venta de sus composiciones. Se encontraba asediado por los cuidados de dinero; escribía en 1818: "Estoy casi reducido a la mendicidad, y obligado a aparentar que no carezco de lo necesario". Y en otra parte decía: "La sonata op.106 ha sido escrita en circunstancias agobiadoras. Dura cosa es tener que trabajar para ganarse el pan". Spohr dice que a menudo no podía salir de casa por estar sus zapatos rotos. Tenía muchas deudas con sus editores y sus obras no le producían nada. La "Misa en Re", anunciada en suscripción, tuvo siete suscriptores (ninguno de ellos músicos). Beethoven en este caso le había pedido ayuda a su contemporáneo Cherubini a quien más estimaba, pero éste no le contestó. Apenas recibia 30 o 40 ducados por sus admirables sonatas y cada una le costaba tres meses de trabajo. El príncipe Galitzia le hacía componer sus cuartetos op-127-130-132 y que parecen escritas con su sangre, y no le pagaba nada.
Estas son algunas de las anécdotas sobre el particular que solicitas.
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Nunca he pensado que voy a estar tan encantado con unos zapatos que los he comprado solo porque he visto las fotos pero con mis nuevos zapatos comprados en Amazon esto ha devenido posible, unos zapatos excepcionales, ligeros y modernos, mi mejor compra.
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José Pedro: esa afirmación es falsa y no sé de dónde lo has sacado. Ludwig van Beethoven tuvo sus momentos de miseria económica. En 1808 estando en Viena, ciudad que nunca le fué simpática, estuvo a punto de abandonarla. Pero algunos mecenas, que no querían perderlo, como el archiduque Rodolfo (alumno de Beethoven), el principe Lobkowitz y el príncipe Kinsky, en 1809, le prometieron darle una pensión anual de cuatro mil florines, con la condición única de que permaneciera en Austria. Sin embargo no se cumplió con ello porque fué pagada con impuntualidad y luego, muy pronto, dejaron de pagarla.
En 1816 además de la sordera su salud empeoraba día a día. Desde octubre de 1816 estaba muy enfermo de un catarro inflamatorio; durante el estío de 1817 su médico le dijo que era una enfermedad del pecho; durante el invierno de 1817-1818 se atormentaba por el temor de la tisis. Siguieron después los reumatismos agudos de 1820-1821; una ictericia en 1821 y una conjuntivitis en 1823. Lógicamente todo ello le insumió sus ahorros y salió adelante por el apoyo de alguno de sus amigos y la venta de sus composiciones. Se encontraba asediado por los cuidados de dinero; escribía en 1818: "Estoy casi reducido a la mendicidad, y obligado a aparentar que no carezco de lo necesario". Y en otra parte decía: "La sonata op.106 ha sido escrita en circunstancias agobiadoras. Dura cosa es tener que trabajar para ganarse el pan". Spohr dice que a menudo no podía salir de casa por estar sus zapatos rotos. Tenía muchas deudas con sus editores y sus obras no le producían nada. La "Misa en Re", anunciada en suscripción, tuvo siete suscriptores (ninguno de ellos músicos). Beethoven en este caso le había pedido ayuda a su contemporáneo Cherubini a quien más estimaba, pero éste no le contestó. Apenas recibia 30 o 40 ducados por sus admirables sonatas y cada una le costaba tres meses de trabajo. El príncipe Galitzia le hacía componer sus cuartetos op-127-130-132 y que parecen escritas con su sangre, y no le pagaba nada.
Estas son algunas de las anécdotas sobre el particular que solicitas.
29/05/12
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Nunca he pensado que voy a estar tan encantado con unos zapatos que los he comprado solo porque he visto las fotos pero con mis nuevos zapatos comprados en Amazon esto ha devenido posible, unos zapatos excepcionales, ligeros y modernos, mi mejor compra.
Porque tenía dinero y sabía ganarlo con su trabajo
En ese tiempo nadie tenia problemas economicos.