Me miraste con ojos suplicantes. Nunca te los he vuelto a ver tan grandes como en aquella mañana ¿Sabes? Te pregunté si estabas preparada y asentiste enérgicamente,
aunque estabas muerta de miedo.
- Agarrate fuerte, ponete derecha y pedaleá.
Entonces te empujé con todas mis fuerzas, para que no tuvieras que esforzarte tanto.
Te había ayudado a sacarle las rueditas a la bicicleta, yo hacía ya dos años que no las usaba. Siempre llevaré conmigo el ruido de las baldosas cuando te veía doblar la esquina y pasar por la puerta de mi casa. A veces, jugando en el patio oía el bramido de aeroplano que exhalaba tu bicicleta rosa, largaba los soldaditos y saltaba el cerco, sólo para verte pasar. O agarraba mi bici y te seguía, murmurando saludos que no escuchabas. Un día te pregunté porqué andabas con rueditas, y me respondiste con ese gesto tan propio de vos, que tiene tantos significados como ideas se cruzan por tu cabeza; y que he aprendido a distinguirlos, a fuerza de tanto mirarte.
- Ahí va!!!!!!!!!!!
Saliste despedida vereda abajo, y tu chillido me espantó por un instante, hasta que oí tu risa y vi cuanto lo estabas disfrutando. Fue entonces cuando me sentí hombre por primera vez, aunque no sabía el largo sendero que tenía por transitar.
¿Cuánto ha pasado de esto? Muchos años, demasiados quizás. Sé que ahora tenés una familia, e imagino con cuanto amor ves crecer a tu pequeño... ¿Lleva el tus ojos? ¿Ya da sus primeros pasos?
No se cómo hoy vino a mí este recuerdo: sólo llegaron los sonidos y las imágenes, en un torbellino fugaz de colores y aromas que quizás aún floten en aquellas veredas. Sé que sos ya toda una madre y que caminas por la vida con el paso seguro de una mujer. Y aunque yo he tomado otro camino - que aún no se hacia donde me conduce - siento ese íntimo y agradable orgullo de saber que he sido yo el hombre que te ha quitado las rueditas.
___
..:: El miedo de la Acuarela ::..
(Autor: MarMaga [alias: Marianela Daraio])
Mi mano blanca te recorre la espalda, y percibo como comienza a temblarte la voz. La pálida luz que se filtra por la ventana, cuajada de gotas de lluvia, ilumina las cosas en el cuarto en penumbras.
Sube mi mano inquieta hasta tu cuello y te acaricio la nuca con uñas asesinas. Despacio. La brisa mueve mi vestido y lo pega a mi piel como se pegaron tus palabras. Despacio. En la constelación de lunares de la base de tu cuello puedo leer el futuro. Despacio. Anhelante, acerco mi boca a tu oído y volves a estremecerte con el roce de mi aliento. Apenas caricia, deslizo mis labios sobre el borde de tu oreja. Aferrándome por la muñeca la examinas como si mis venas fueran el mapa que conduce a tu Atlantis personal. A eso que no sabes si existe pero anhelas que si. Mis venas, el río donde quisieras sumergirte y nadar hasta las puertas del mismísimo deseo. Ladeando la cabeza despacio, sintiendo como se agita mi respiración, casi tímidamente, la punta de tu lengua se asoma por entre tus blancos dientes. Como una serpiente que asoma apenas la cabeza, se posa sobre la piel de mi muñeca dibujando un círculo pequeño. Al ponerte de pie, ya en silencio, giras despacio y me enfrentas: El torso desnudo al igual que la mirada, llorando deseo y perdón. ¿Sabias amor, que los colores de nuestros ojos forman los más bellos paisajes? Húmedas miradas, al enfrentarse cobran vida y se transforman en acuarelas vivientes, capaces de plasmar en el aire lo mas turbio y lo mas sublime de la creación. Mi prado en primavera y tu océano eterno. Festiva piel, la mía. La eliges como lienzo para tu arte. Y tus dedos – pinceles, y tus labios – cinceles, me desnudan y dan forma a un tiempo.
Durante el tiempo que dura un latido nada se mueve. Al cabo, la ciudad, afuera, retoma su incesante danzar sin música.
___
..:: The Three Amigas :...
(Autor: Annabelle Quezada Maldonado)
Pocas veces se ve un grupo de amigas tan disímil. Sin embargo, las tres eran muy unidas. Uña y carne, como dicen, desde la infancia. A pesar de sus diferencias abismales, habían logrado convivir en casi perfecta armonía por medio siglo. En esta ocasión, habían convocado a una reunión de emergencia, para tratar de hallarle gracia a la existencia mientras se tomaban una (o más) copa de vino.
-¡Quiero que sufra! Decía Ana, la despechada, con furia apenas disimulada. -¡Si! Que llore lágrimas de sangre a la par de la niña insípida esa con la que vive…
-Caramba, mujer…qué feo y poco noble de tu parte -opinó Lee, la humanista. –En un tiempo se amaron –continuó- y es el padre de tus hijas. ¿Por qué no sacas tu ira a través de la literatura? Mira que a mí me ha ido muy bien. Canalizar toda esa tristeza, todo ese rencor, en algo productivo y divertido te hará bien. En Internet hallé una página de cuentos que…
-¡Qué literatura, que Internet ni que cuernos! La que interrumpió a Lee de esa manera era Belle, mujer coqueta que afirmaba que solamente quería diversión y más diversión. –Si te consigues un amante joven y en la plenitud de sus capacidades -añadió- pronto te olvidarás del mequetrefe de tu marido, que seamos sinceras, ya empezaba a declinar el pobrecito. ¡En buena hora te libró de su presencia, amiga! Y soltando una carcajada empezó a bailar, moviendo las caderas sinuosamente, al ritmo de la samba que tenían como música de fondo.
Me zampé la tercera copa de vino y pensé que qué cosa tan curiosa es que esas tres mujeres vivan en mi interior. ¿Tendré personalidad múltiple?
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..:: Sin Rueditas ::..
(Autor, Narrador Errante, escritor Argentino)
Me miraste con ojos suplicantes. Nunca te los he vuelto a ver tan grandes como en aquella mañana ¿Sabes? Te pregunté si estabas preparada y asentiste enérgicamente,
aunque estabas muerta de miedo.
- Agarrate fuerte, ponete derecha y pedaleá.
Entonces te empujé con todas mis fuerzas, para que no tuvieras que esforzarte tanto.
Te había ayudado a sacarle las rueditas a la bicicleta, yo hacía ya dos años que no las usaba. Siempre llevaré conmigo el ruido de las baldosas cuando te veía doblar la esquina y pasar por la puerta de mi casa. A veces, jugando en el patio oía el bramido de aeroplano que exhalaba tu bicicleta rosa, largaba los soldaditos y saltaba el cerco, sólo para verte pasar. O agarraba mi bici y te seguía, murmurando saludos que no escuchabas. Un día te pregunté porqué andabas con rueditas, y me respondiste con ese gesto tan propio de vos, que tiene tantos significados como ideas se cruzan por tu cabeza; y que he aprendido a distinguirlos, a fuerza de tanto mirarte.
- Ahí va!!!!!!!!!!!
Saliste despedida vereda abajo, y tu chillido me espantó por un instante, hasta que oí tu risa y vi cuanto lo estabas disfrutando. Fue entonces cuando me sentí hombre por primera vez, aunque no sabía el largo sendero que tenía por transitar.
¿Cuánto ha pasado de esto? Muchos años, demasiados quizás. Sé que ahora tenés una familia, e imagino con cuanto amor ves crecer a tu pequeño... ¿Lleva el tus ojos? ¿Ya da sus primeros pasos?
No se cómo hoy vino a mí este recuerdo: sólo llegaron los sonidos y las imágenes, en un torbellino fugaz de colores y aromas que quizás aún floten en aquellas veredas. Sé que sos ya toda una madre y que caminas por la vida con el paso seguro de una mujer. Y aunque yo he tomado otro camino - que aún no se hacia donde me conduce - siento ese íntimo y agradable orgullo de saber que he sido yo el hombre que te ha quitado las rueditas.
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..:: El miedo de la Acuarela ::..
(Autor: MarMaga [alias: Marianela Daraio])
Mi mano blanca te recorre la espalda, y percibo como comienza a temblarte la voz. La pálida luz que se filtra por la ventana, cuajada de gotas de lluvia, ilumina las cosas en el cuarto en penumbras.
Sube mi mano inquieta hasta tu cuello y te acaricio la nuca con uñas asesinas. Despacio. La brisa mueve mi vestido y lo pega a mi piel como se pegaron tus palabras. Despacio. En la constelación de lunares de la base de tu cuello puedo leer el futuro. Despacio. Anhelante, acerco mi boca a tu oído y volves a estremecerte con el roce de mi aliento. Apenas caricia, deslizo mis labios sobre el borde de tu oreja. Aferrándome por la muñeca la examinas como si mis venas fueran el mapa que conduce a tu Atlantis personal. A eso que no sabes si existe pero anhelas que si. Mis venas, el río donde quisieras sumergirte y nadar hasta las puertas del mismísimo deseo. Ladeando la cabeza despacio, sintiendo como se agita mi respiración, casi tímidamente, la punta de tu lengua se asoma por entre tus blancos dientes. Como una serpiente que asoma apenas la cabeza, se posa sobre la piel de mi muñeca dibujando un círculo pequeño. Al ponerte de pie, ya en silencio, giras despacio y me enfrentas: El torso desnudo al igual que la mirada, llorando deseo y perdón. ¿Sabias amor, que los colores de nuestros ojos forman los más bellos paisajes? Húmedas miradas, al enfrentarse cobran vida y se transforman en acuarelas vivientes, capaces de plasmar en el aire lo mas turbio y lo mas sublime de la creación. Mi prado en primavera y tu océano eterno. Festiva piel, la mía. La eliges como lienzo para tu arte. Y tus dedos – pinceles, y tus labios – cinceles, me desnudan y dan forma a un tiempo.
Durante el tiempo que dura un latido nada se mueve. Al cabo, la ciudad, afuera, retoma su incesante danzar sin música.
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..:: The Three Amigas :...
(Autor: Annabelle Quezada Maldonado)
Pocas veces se ve un grupo de amigas tan disímil. Sin embargo, las tres eran muy unidas. Uña y carne, como dicen, desde la infancia. A pesar de sus diferencias abismales, habían logrado convivir en casi perfecta armonía por medio siglo. En esta ocasión, habían convocado a una reunión de emergencia, para tratar de hallarle gracia a la existencia mientras se tomaban una (o más) copa de vino.
-¡Quiero que sufra! Decía Ana, la despechada, con furia apenas disimulada. -¡Si! Que llore lágrimas de sangre a la par de la niña insípida esa con la que vive…
-Caramba, mujer…qué feo y poco noble de tu parte -opinó Lee, la humanista. –En un tiempo se amaron –continuó- y es el padre de tus hijas. ¿Por qué no sacas tu ira a través de la literatura? Mira que a mí me ha ido muy bien. Canalizar toda esa tristeza, todo ese rencor, en algo productivo y divertido te hará bien. En Internet hallé una página de cuentos que…
-¡Qué literatura, que Internet ni que cuernos! La que interrumpió a Lee de esa manera era Belle, mujer coqueta que afirmaba que solamente quería diversión y más diversión. –Si te consigues un amante joven y en la plenitud de sus capacidades -añadió- pronto te olvidarás del mequetrefe de tu marido, que seamos sinceras, ya empezaba a declinar el pobrecito. ¡En buena hora te libró de su presencia, amiga! Y soltando una carcajada empezó a bailar, moviendo las caderas sinuosamente, al ritmo de la samba que tenían como música de fondo.
Me zampé la tercera copa de vino y pensé que qué cosa tan curiosa es que esas tres mujeres vivan en mi interior. ¿Tendré personalidad múltiple?
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Saludos!
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http://www.educared.org.ar/enfoco/imaginaria/bibli...
Yo tengo algunos cortos en pps, y pdf, si te interesan avisame y te los mando al correo.
Suerte
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