¿Mi tristeza sigue tropezando triste….?

Durante años me dijeron que yo "doraba las pildoras"...

sí que siempre veía a todas las personas

a través de una lámina dorada con que todas parecían

como gemas preciosas...

irreales

ajenas

distintas

a lo que realmente son...

Este poema lo desentierro cada vez que me siento triste, permítanme compartir mi voz con aquéllos que también hallen en ella empatía, no es necesario que respondan sólo déjen una estrella y sabré que la leyeron...

¿Has notado que las penas

Son como barcos lejanos…

Que se funden con la penumbra

Y te hunden en los mares?

¿Has notado que cuando las lágrimas caen

No cede tu pena

Por más que extiendes los brazos

No hay nadie que te sostenga

¿Cuándo miras las gotas de lluvia

Descendiendo a raudales

No se parecen a tus males

Derritiéndose tu alma

Sin que puedas expresar palabra

Sólo contemplando la ausencia

de alguien que extienda las velas?

La sirena triste emite un sonido

Que me cala hondo como un gemido

Es como si anunciara alguna muerte

O algún mal herido…

Quiero refrescarme en la mañana

Contemplar con ganas mis manos

Que aún no están inertes

Y pueden devolver caricias

Y dar abrazos…

Pueden aún cargar a algún niño

Al que sea desvalido o huérfano…

Comments

  • Julie, yo se que no es necesario que yo escriba porque las palabras no pueden quitar la pena; no hace falta quererla explicar, pues en la mayoría de las ocasiones tenemos que vivir o experimentar el duelo, pues es parte del diseño de Jehová para nosotros y así poder comprender aspectos fundamentales que tienen que ver con los sentiminetos y el valor de ellos. No me gusta saber que estas triste no sé la razón, pero sácale provecho, ya se ha visto que tienes talento para escribir.

    Cuando he tenido algún dolor por la ausencia de alguien, me ayuda a ser más sencible para con los que están a mi alrededor y poder ser mejor persona para ellos. Que fácil es decirlo lo sé, quisiera escribírtelo con poesía pero no tengo ese talento o no lo he desarrollado. Lo que sí puedo hacer es decirte que habemos muchos herman@s que aún sin conocerte te(le) queremos y estamos a tu lado no únicamente simbólicamente si no afectuosamente...

    ánimo

  • Simplemente sensacional.

    Hermoso poema mi amada hermana, muchas veces me he sentido tal como lo expresas, pero siempre me apoya Jehová y una enorme hermandad mundial de hermanos.

    Que hermoso es ser parte del pueblo de Jehová ¿no crees?

    Que Jehová te siga fortaleciendo y que sigas escribiendo esos bellos pensamientos.

    QJTB.

    The return of the Caveman…

  • No había tenido el gusto de leerte.

    Tu poema, aunque pudiera parecer triste en la superficie, encierra al final una esperanza soterrada: un secreto deseo por que las cosas cambien, mejoren. Es un canto no al desaliento, sino a la ilusión de un mundo más bello, luminoso y feliz.

    Tiene sabor a nostalgia, no lo niego, pero me recuerda las tardes de lluvia: cuando más oscuro está el cielo, y llorando el piélago a lo lejos, sabemos que tras la tormenta vendrá la calma. Cuando ésta acaba, el sol brilla, las nubes se van, y todo vuelve a su cause quizá más contento, porque el chapuzón nos deja una sensación de limpieza para empezar todo de nuevo.

    Gracias por compartir, espero leerte con mayor frecuencia.

    Saludos.

  • YO TE AMO Y TE COMPRENDO QUERIDA HERMANA EN ESTE MUNDO CADA VEZ MAS DECADENTE Y FRIÓ EN TODO SENTIDO YA NO SOMOS EMPATICOS PERO AQUÍ ESTA MI HOMBRO Y MI CORAZÓN Y MIS SUPLICAS DEBEMOS POR AMOR Y CARIÑO SINCERO AMAR A NUESTRO PRÓJIMO Y MÁS A NUESTROS HERMANOS ¿COMO NOS VERA NUESTRO DIOS ? AUN EL PUNTITO MAS PEQUEÑO DE LUZ TAL VEZ POR ESO NOS TIENE GRAN PACIENCIA Y POR ESO TODAVÍA NO HA LLEGADO SU GRAN DÍA AMOR ÁGAPE

  • Gracias julie, por compartir este bello poema

  • LOS TRASTORNOS

    DEL ESTADO DE ÁNIMO

    EXISTE

    ESPERANZA

    • EN EL pasado se acostumbraba rehuir a los afectados por trastornos del estado de ánimo, lo que en muchos casos los convertía en marginados sociales. En efecto, algunos sufrían discriminación laboral y otros eran evitados hasta por su propia familia. A menudo, lo único que se conseguía con ello era agravar su estado y privarlos de ayuda.

    En las últimas décadas se han realizado grandes avances en el entendimiento de la depresión clínica y el trastorno bipolar. Sin embargo, aunque es de conocimiento general que estas dolencias tienen tratamiento, no siempre es fácil recibirlo. ¿Por qué razón?

    Interpretar los síntomas

    Para diagnosticar un trastorno del estado de ánimo no sirven los análisis de sangre o las radiografías. Más bien, hay que hacer un seguimiento de la conducta, ideas y criterios de la persona durante cierto tiempo, y ver si esta manifiesta varios síntomas del trastorno. El problema radica en que los familiares y amigos no siempre saben reconocer los indicios. “Aun si aceptan que el comportamiento en cuestión se aparta de lo normal —escribe el doctor David J. Miklowitz—, pueden formarse opiniones muy dispares sobre las causas.”

    Además, es posible que la familia entienda la gravedad del caso pero no logre convencer al enfermo de que necesita atención médica. O si es uno mismo el afectado, puede que se resista a buscarla. Es como indica el doctor Mark S. Gold: “Quizás usted cree, sinceramente, en lo que piensa cuando se siente deprimido: que no sirve para nada y que, por lo tanto, no tiene sentido buscar ayuda, pues para personas como usted no hay esperanzas. Tal vez le gustaría consultar con alguien al respecto, pero cree que estar deprimido es algo de lo que cabe avergonzarse, que todo es culpa suya. [...] O quizá no sabe, siquiera, que lo que siente es depresión”. No obstante, es indispensable que la depresión grave sea atendida por un médico.

    Es cierto que todos nos hemos sentido abatidos en algún momento, y no tiene por qué deberse a un trastorno del ánimo. Pero ¿qué hay si los sentimientos son más intensos que en un mero bajón, persisten más de lo habitual (dos semanas o más) o nos impiden actuar normalmente en el trabajo, los estudios o en nuestras relaciones con los demás? En tal caso es aconsejable visitar a un especialista en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos depresivos.

    Si hay desequilibrio químico, seguramente recetará fármacos, mientras que en otros casos recomendará algún tipo de terapia de apoyo para aprender a afrontar el padecimiento. A veces da buenos resultados combinar ambas vías.* En fin, lo importante es buscar ayuda. “A muchos pacientes les da miedo y vergüenza la situación en que se encuentran —señala Lenore, bipolar citada en el artículo anterior—. Lo triste es que sospechan que tienen un problema pero no buscan la ayuda que tanto necesitan.”

    “Tan pronto como comencé a recibir ayuda dejé de verlo todo tan negro. Ahora me siento mucho mejor.”—BRANDON

    Lenore habla por experiencia propia: “Llevaba un año sin salir apenas de la cama. Un día que me sentí con algo más de fuerzas, decidí llamar a un doctor y pedirle cita”. Fue un punto de inflexión en su vida el que le diagnosticaran trastorno bipolar y le recetaran fármacos. “Cuando los tomo —explica—, me siento normal, aunque a cada paso tengo que recordarme que si los dejo, volverán los síntomas.”

    Un caso similar es el de Brandon, aquejado de depresión. “En la adolescencia —relata— pensé muchas veces en suicidarme, dominado por sentimientos de inutilidad. Cuando acudí al doctor por primera vez, ya tenía treinta y tantos años.” Al igual que Lenore, se medica, pero hace algo más, como él mismo explica: “Contribuyo a mi bienestar general ocupándome de mi mente y de mi cuerpo.

    Descanso, cuido la dieta y lleno la mente y el corazón con ideas positivas sacadas de la Biblia”.

    Ahora bien, Brandon destaca que la depresión es un problema médico, y no espiritual, hecho que resulta fundamental entender para recuperarse. “En cierta ocasión —recuerda—, un compañero cristiano me dijo con la mejor intención que, dado que Gálatas 5:22, 23 incluye al gozo en el fruto del espíritu santo, seguramente estaba deprimido porque estaba haciendo algo que me privaba de dicho espíritu. Ese comentario me hizo sentir aún más culpable y abatido. Lo cierto es que tan pronto como comencé a recibir ayuda dejé de verlo todo tan negro. Ahora me siento mucho mejor. ¡Ojalá hubiera buscado ayuda antes!”

    Observaciones de un esposo

    “Antes de enfermar, Lucia ayudó a muchas personas con su habilidad para ver el trasfondo de las cosas. Aun hoy, los que la visitan cuando está calmada se sienten atraídos por su calidez. Por lo general desconocen que alterna entre dos extremos —la depresión y la manía—, parte del legado del trastorno bipolar que soporta desde hace cuatro años.

    ”Durante la fase maníaca, no es raro que se quede en pie hasta la una, las dos o las tres de la mañana, pues tiene un torrente de creatividad en su cabeza y desborda energía.

    Además, suele derrochar el dinero y reaccionar de forma exagerada ante cualquier insignificancia. Se mete en las situaciones más peligrosas, creyéndose invencible e invulnerable al peligro, sea moral, físico o de otro tipo. Su impulsividad conlleva el riesgo de que se suicide. Y a la manía siempre viene pisándole los talones la depresión, cuya intensidad depende de la que haya tenido la primera de estas fases.

    ”La vida me ha cambiado por completo. Aunque Lucia recibe tratamiento, los logros de hoy no siempre serán iguales a los de ayer o a los de mañana. Todo dependerá de cómo evolucionen las circunstancias. Me he visto obligado a ser más flexible de lo que me creía capaz.”—Mario.

    Están ganando la batalla

    Aun después de que se haya diagnosticado el trastorno e iniciado el tratamiento, es de esperar que sigan planteándose desafíos. Kelly, quien lucha contra la depresión grave, agradece la atención médica recibida. Por otro lado, considera fundamental el apoyo de quienes la rodean. Al principio se resistía a pedirlo para que no la viesen como una carga. “Tuve que aprender a buscar ayuda y a aceptarla —admite—. Al abrirme a los demás, logré frenar la espiral de la depresión.”

    Dado que es testigo de Jehová, se reúne con sus hermanos cristianos en el Salón del Reino. Pero hay ocasiones en las que hasta estas alegres reuniones le plantean dificultades. “Muchas veces —dice Kelly— no soporto las luces, el movimiento de gente y el ruido. Luego me invade la culpa y me deprimo más, pues pienso que el trastorno es un indicio de falta de espiritualidad.” ¿Cómo lidia con esta situación? “He aprendido —señala— que la depresión es una enfermedad con la que hay que luchar, y no un indicativo de cuánto amo a Dios o a mis hermanos en la fe. No, en realidad no tiene nada que ver con mi grado de espiritualidad.”

    Lucia, a quien se mencionó anteriormente, agradece la excelente atención médica que ha recibido: “Ponerme en manos de un especialista en salud mental fue decisivo, pues me enseñó a afrontar con éxito las oscilaciones anímicas de mi enfermedad”. También hace hincapié en el valor del descanso: “El sueño es esencial para combatir la manía, pues cuanto menos duermo, más eufórica me pongo. Y aunque no logre conciliar el sueño, me he acostumbrado a seguir acostada para poder descansar”.

    Sheila, mencionada también antes, ha visto útil expresar sus sentimientos en un diario personal. Aunque ha notado una sensible mejoría en su actitud, todavía tiene sus retos: “Por una razón u otra, el agotamiento deja que entren en mi mente ideas negativas. Pero he aprendido a acallarlas, o al menos a bajarles el volumen”.

  • como siempre muy bueno gracias julie ´poy compartir esto

  • ver a los otros como seres especiales es tener sensibilidad y percibir lo que nos une, eso es hermoso.

  • ¡Hola!

    Es muy bello tu poema. Te invito a que lo publiques en http://www.lluviadeletras.com/ que es un portal para publicar poesía, relatos, ensayos y textos en español.

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    También te cuento que tenemos un concurso de poesía, el ganador se llevara una laptop. Es fácil y gratis el participar.

    ¡Anímate!

  • Yo ahuyento la tristeza, caminando en lo muy alto; en el delgado hilo de la realidad, sin red protectora, sin pèrtiga para guardar el equilibrio; descreyendo de todos y creyendo en todos los dioses que viven en mi interior y sobre todo; trabajando y poniendo los pies en la tierra y saber que lo concreto poco a poco, se vuelve abstracto y que por el contrario, todo lo abstracto (mente, psiqué; ideas y palabras) cada vez se hacen màs concretas.

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