¿Cómo nos obligan a pensar, decir y hacer maldades nuestros pecados? ¿cómo eliminarlos?
¿DEBEMOS CONFESARLE A DIOS NUESTROS PECADOS Y ARREPENTIRNOS DE ELLOS DENTRO DE NUESTRO CORAZÓN?
¿DEBEMOS CONFESARLE A DIOS NUESTROS PECADOS Y ARREPENTIRNOS DE ELLOS DENTRO DE NUESTRO CORAZÓN?
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HOMBRE: Todos tenemos muchas cosas buenas…, pero al mismo tiempo, la presencia del mal en nuestra vida es un hecho: somos orgullosos, iracundos, envidiosos, perezosos, lujuriosos, codiciosos, glotones, celosos, etc., y como consecuencia de esto nos equivocamos, cometemos errores. Esto es evidente y Dios lo sabe. San Juan dice que "si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es El para perdonar nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros" (1 Jn 1,9-10). ¿Cómo conseguir "deshacernos" de lo malo que hay en nosotros? ¿De las cosas malas que hemos hecho o de las que hemos hecho mal? Esta es una de las principales tareas que tenemos entre manos: purificar nuestra vida de lo que no es bueno, sacar lo que está podrido, limpiar lo que está sucio, etc.: librarnos de todo lo que no queremos de nuestro pasado. ¿Pero cómo hacerlo? Debemos volver al pasado inmediato, para vivirlo de manera diferente… observando la conducta de nuestro cuerpo físico, para investigar qué hicimos hoy –desde el momento de levantarnos- cuando creyéndonos ser nuestro cuerpo, le permitimos hacer bajo el influjo del EGO, lo que no debimos. Sólo Dios puede renovar nuestra vida con su perdón. Y Él quiere hacerlo. Como respetó nuestra libertad, el único requisito que exige es que nosotros queramos ser perdonados: es decir, rechacemos el pecado cometido. Esto es confesárselo a Dios dentro del corazón, en el mismo instante de sentir la tentación y arrepentirnos en la retrospección diaria, antes de dormir. La confesión no es algo meramente humano: consiste en un encuentro personal diario con la misericordia de Dios, en el mismo momento de sentir la tentación y posteriormente en la retrospección nocturna, dentro de nuestro corazón. En la autoconfesión instantánea no se realiza un diálogo humano, sino un diálogo con nuestro Divino Ser Íntimo en su forma de Conciencia. Y en la retrospección nocturna, observamos nuestra conducta sin justificar la tentación, ni condenar el haber caído en ella. Necesitamos una protección contra el auto-engaño. Es fácil engañarse a uno mismo, pensando que eso malo que hicimos, en realidad no está tan mal; o justificándolo llegando a la conclusión de que es bueno, etc. Cuando tenemos que contar los hechos a otra persona, sin excusas, con sinceridad, se nos caen todas las caretas… y nos encontramos con nosotros mismos, con la realidad que somos. Es interesante notar que Jesús vinculó la confesión y el arrepentimiento con la resurrección (su victoria sobre la muerte y el pecado): el Espíritu Santo actúa a través de sus devotos para realizar en las almas la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte. Porque en la confesión te encuentras con tu Cristo personal –atómico, Íntimo-. Te confiesas con Jesús dentro del corazón. Cristo actúa en nombre de la persona de Dios. Jesús no hace más que «prestarle» a su Padre sus oídos, su voz y sus gestos, dentro de nuestro corazón. Porque en la confesión te reconcilias con la verdadera Iglesia Interna del Cristo Universal –Cósmico-. Resulta que el pecado no sólo ofende a Dios, sino también a la comunidad de la Iglesia Triunfante: tiene una dimensión vertical (ofensa a Dios) y otra horizontal (ofensa a los Dioses). La reconciliación para ser completa debe alcanzar esas dos dimensiones. El perdón es algo que «se recibe». Yo no soy el artífice del perdón de mis pecados: es Dios quien los borra para siempre de nuestra psiquis. Necesitamos vivir en estado de gracia. Sabemos que el pecado destruye la vida de la gracia autoconsciente. Y recuperamos la voluntad consciente en la confesión y arrepentimiento. Es un hecho que una persona después de confesarse “bien” y arrepentirse “bien” no comete pecados. Una persona en estado de gracia -conciencia universal- evita el pecado, porque se ha fortalecido con la virtud opuesta al pecado eliminado. Oremos.
porque mejor no dejas de pensar en maldades y te pones a hacer algo bueno?
Con no cometer lo que tu llamas pecado es suficiente, Eso si, fijate bien que realmente esos "pecados" sean reales y que realmente puedan dañarte a ti o terceros, no los confundas con prejuicios
El pecado no existe
Yo no me arrepiento de nada, lo hecho hecho esta.
Confesar, a nadie se le deben explicaciones cuando se es adulto.
Nadie nos obliga a nada, somos dueños de nosotros
y arrepentirte de corazón, cuando tengas un ataque de ira, maldad etc pon tu mano izq sobre tu abdomen y pídele a dios o a tu madre interna que lo elimine por que te causa dolor mas tiene que ser en el acto si no no se elimina y veraz que te sentiras mucho mejor y a si lo tienes que repetir cientos de veces por que regresa y regresa ok
Asi es. Con nuestro comportamiento le abrimos la puerta a estas malas actitudes y habitos.
DEbes:
1 . Reconocer tu pecado
2. Confesarlo
3- Pedir perdon-
4 actuar en el cambio (no volver hacerlo)
Elimínalos con fuerza de voluntad, con la llama que yace en tu interior