Esta leyenda tiene influencia religiosa, y nos cuenta que dos jovencitas estaban lavando la ropa en un río cuando llegaron Jesús y San Pedro, quienes habiéndoles pedido agua para beber, las muchachas le alcanzaron agua con jabón y por eso fueron maldecidas, y al querer irse, en lugar de decir yajá (vamos, en guaraní), dijeron chajá y salieron volando convertidas en pájaro.
Desde entonces sus carnes no sirven para comerse pues es pura espuma, y como se dice comúnmente: pura espuma como el chajá.
EL GIRASOL
Pirayú era cacique de una tribu que vivía a orillas del río Paraná. Mandió era cacique de una tribu vecina. Pirayú y Mandió eran buenos amigos. De ahí que sus pueblos intercambiaban en paz artesanías y alimentos.
Cierta vez, Mandió tuvo la gran idea de unir a las dos tribus, y por eso pidió en matrimonio a la hija de Pirayú. - Para estar siempre unidos quiero casarme con tu hija - dijo a su amigo. Imposible - respondió preocupado Pirayú. Y contó en seguida a Mandió que su hija no se casaría con ningún hombre porque había ofrecido su vida al dios Sol.
Ante la incredulidad de Mandió, Pirayú explicó que -Carandaí, mi hija, desde muy pequeña pasa las horas contemplando al sol. Sólo vive para él. Por eso los días nublados la ponen tan triste -; Mandió se alejó disgustado y prometiendo venganza.
Los días pasaron hasta que cierta vez andaba Carandaí con su canoa contemplando la caída del sol en medio del río cuando, de pronto, vio resplandores de fuego sobre su aldea. Remó rápidamente hacia la orilla, pero, cuando intentó desembarcar, unas barras gruesas de madera trabaron sus movimientos.
- ¡Ajá!, tendrás que pedirle a tu dios que te libere de mi venganza - dijó Mandió.
- ¡Oh! Cuarahjí, ¡Mi querido sol! - susurró Carandaí. - No permitas que Mandió acabe conmigo y mi pueblo. No lo permitas mi dios...
Y no había terminado de hablar cuando Cuarajhí, el sol, envió a la joven un remolino de rayos potentes que la envolvieron y la hicieron desaparecer de la vista de Mandió.
Allí donde había estado Carandaí, brotó una planta esbelta y hermosa con una flor dorada que, al igual que la princesa, siguió siempre, con su cara al cielo, los rumbos del sol.
PETEY
Es como una especie de tronco cubierto de pelos, de rasgos imprecisos tanto en su faz anterior como posterior. También como una bola peluda que rueda entre los árboles, chocando con ellos y girando a su alrededor.
Se le apareció a un vicio que andaba cazando pécaris, quien para salvarse tuvo que treparse a un árbol. Muchas horas estuvo allí aterrorizado, hasta que vino su hijo y mató al monstruo de un lanzazo. Al abrirlo, encontró que su corazón y demás vísceras estaban también llenos de pelos. Pero al regresar de esta aventura padre e hijo extraviaron el camino, y luego de errar tres días por el monte llegaron al rancho de un viejo que daba de comer a unos lechones, y que resultó ser el mismo dueño de los pécaris. Reunió a éstos y les dio el más grande, recomendándoles que sólo mataran lo necesario para su sustento. Aunque les indicó bien el camino de vuelta, para que no pasaran por un potrero habitado por Mboi-Moné, una serpiente negra muy peligrosa, fueron a dar al mismo. Huyeron antes de encontrarse con el terrible animal, pero bastó que pisaran su potrero para que ellos y los perros que los acompañaban murieran poco después.
Lo curioso del caso es que se llega a matar al ser fantástico, e incluso a eviscerarlo. Debía tratarse de una forma transitoria y caprichosa del Caá-Porá. Claro que la supresión de tal envoltura camal no afectó a la deidad, como lo prueba el hecho de que ya con la figura de un viejo recibió a los cazadores de buen modo, con regalos y consejos. La peculiar aparición podía tratarse asimismo de un enviado de la deidad.
EL CRESPÍN
Esta leyenda revela un drama conyugal, que habría sido originado por la conducta de una mujer amante del libertinaje, que abandonó a Crespín, el marido, para entregarse a toda clase de diversiones. Un día, aprovechando que Crespín se encontraba trabajando en sus sembradíos, se alejó de la vivienda dejándole un mensaje por intermedio de un vecino, en el que le hacía saber que había resuelto abandonarlo definitivamente, para divertirse libremente en los bailes del lugar.
Enterado el marido de tal determinación, resignóse a vivir solo. Un día este enfermó... enterada de
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EL CHAJÁ
Esta leyenda tiene influencia religiosa, y nos cuenta que dos jovencitas estaban lavando la ropa en un río cuando llegaron Jesús y San Pedro, quienes habiéndoles pedido agua para beber, las muchachas le alcanzaron agua con jabón y por eso fueron maldecidas, y al querer irse, en lugar de decir yajá (vamos, en guaraní), dijeron chajá y salieron volando convertidas en pájaro.
Desde entonces sus carnes no sirven para comerse pues es pura espuma, y como se dice comúnmente: pura espuma como el chajá.
EL GIRASOL
Pirayú era cacique de una tribu que vivía a orillas del río Paraná. Mandió era cacique de una tribu vecina. Pirayú y Mandió eran buenos amigos. De ahí que sus pueblos intercambiaban en paz artesanías y alimentos.
Cierta vez, Mandió tuvo la gran idea de unir a las dos tribus, y por eso pidió en matrimonio a la hija de Pirayú. - Para estar siempre unidos quiero casarme con tu hija - dijo a su amigo. Imposible - respondió preocupado Pirayú. Y contó en seguida a Mandió que su hija no se casaría con ningún hombre porque había ofrecido su vida al dios Sol.
Ante la incredulidad de Mandió, Pirayú explicó que -Carandaí, mi hija, desde muy pequeña pasa las horas contemplando al sol. Sólo vive para él. Por eso los días nublados la ponen tan triste -; Mandió se alejó disgustado y prometiendo venganza.
Los días pasaron hasta que cierta vez andaba Carandaí con su canoa contemplando la caída del sol en medio del río cuando, de pronto, vio resplandores de fuego sobre su aldea. Remó rápidamente hacia la orilla, pero, cuando intentó desembarcar, unas barras gruesas de madera trabaron sus movimientos.
- ¡Ajá!, tendrás que pedirle a tu dios que te libere de mi venganza - dijó Mandió.
- ¡Oh! Cuarahjí, ¡Mi querido sol! - susurró Carandaí. - No permitas que Mandió acabe conmigo y mi pueblo. No lo permitas mi dios...
Y no había terminado de hablar cuando Cuarajhí, el sol, envió a la joven un remolino de rayos potentes que la envolvieron y la hicieron desaparecer de la vista de Mandió.
Allí donde había estado Carandaí, brotó una planta esbelta y hermosa con una flor dorada que, al igual que la princesa, siguió siempre, con su cara al cielo, los rumbos del sol.
PETEY
Es como una especie de tronco cubierto de pelos, de rasgos imprecisos tanto en su faz anterior como posterior. También como una bola peluda que rueda entre los árboles, chocando con ellos y girando a su alrededor.
Se le apareció a un vicio que andaba cazando pécaris, quien para salvarse tuvo que treparse a un árbol. Muchas horas estuvo allí aterrorizado, hasta que vino su hijo y mató al monstruo de un lanzazo. Al abrirlo, encontró que su corazón y demás vísceras estaban también llenos de pelos. Pero al regresar de esta aventura padre e hijo extraviaron el camino, y luego de errar tres días por el monte llegaron al rancho de un viejo que daba de comer a unos lechones, y que resultó ser el mismo dueño de los pécaris. Reunió a éstos y les dio el más grande, recomendándoles que sólo mataran lo necesario para su sustento. Aunque les indicó bien el camino de vuelta, para que no pasaran por un potrero habitado por Mboi-Moné, una serpiente negra muy peligrosa, fueron a dar al mismo. Huyeron antes de encontrarse con el terrible animal, pero bastó que pisaran su potrero para que ellos y los perros que los acompañaban murieran poco después.
Lo curioso del caso es que se llega a matar al ser fantástico, e incluso a eviscerarlo. Debía tratarse de una forma transitoria y caprichosa del Caá-Porá. Claro que la supresión de tal envoltura camal no afectó a la deidad, como lo prueba el hecho de que ya con la figura de un viejo recibió a los cazadores de buen modo, con regalos y consejos. La peculiar aparición podía tratarse asimismo de un enviado de la deidad.
EL CRESPÍN
Esta leyenda revela un drama conyugal, que habría sido originado por la conducta de una mujer amante del libertinaje, que abandonó a Crespín, el marido, para entregarse a toda clase de diversiones. Un día, aprovechando que Crespín se encontraba trabajando en sus sembradíos, se alejó de la vivienda dejándole un mensaje por intermedio de un vecino, en el que le hacía saber que había resuelto abandonarlo definitivamente, para divertirse libremente en los bailes del lugar.
Enterado el marido de tal determinación, resignóse a vivir solo. Un día este enfermó... enterada de
Te voy a decir primero los cinco mitos:
MITOS DE LA CREACIÃN SEGÃN HESIODO
EL DESTRONAMIENTO DE URANO
CRONOS Y REA
EL COMBATE CONTRA TIFOEO
LA LUCHA CONTRA LAS ALOADAS
Ahora te digo cinco LEYENDA
LA GUERRA DE TROYA
LA ODISEA DE ULISES TRAS LA GUERRA DE TROYA
ORFEO Y EURIDICE
HERO Y LEANDRO
SELENE Y ENDIMIÃN
EL SACRIFICIO DE ALCESTES
Espero haberte ayudado.
Atlantida, Aquiles, Thor, Monstruo del Lago Ness, Hermes Trimegistro.